Jorge estaba trabajando en una construcción al rayo del sol de verano, cuando un vecino entró en el terreno donde trabajaba. Claramente enojado, comenzó a insultar y a criticar el proyecto y cómo lo estaban haciendo. Jorge recibió la catarata verbal sin responder, hasta que el airado vecino dejó de gritar. Luego, dijo amablemente: «Ha tenido un día realmente difícil, ¿no?». De repente, la expresión de la cara del hombre se suavizó, bajó la cabeza y respondió: «Lamento la manera en que le hablé». La amabilidad de Jorge había apaciguado la ira del vecino.
Hay veces cuando queremos contraatacar; devolver abuso por abuso e insulto por insulto. En cambio, el ejemplo de bondad de Jorge refleja con suma perfección la forma en que Jesús cargó las consecuencias de nuestros pecados: «cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente» (1 Pedro 2:23).
Todos enfrentamos momentos en que nos malinterpretan, nos tergiversan o nos atacan. Tal vez queramos devolver mal por mal, pero el corazón de Jesús nos llama a devolver bien por mal, procurar la paz y mostrar comprensión. Con su poder, quizá Dios pueda utilizarnos hoy para bendecir a alguien que tenga un día difícil.
De: Bill Crowder