¿Cinematografía? Bien hecho. ¿Sonido? Relajante y reflexivo. ¿Contenido? Intrigante y cercano. El video presentaba un estudio en el que inyectaban en secuoyas una sustancia similar a la adrenalina, para impedir que quedaran inactivas. Los árboles murieron porque se les impidió atravesar el ciclo natural «invernal».
El mensaje era que lo mismo puede sucedernos si estamos siempre ocupados, sin temporadas de descanso. Y puede ser verdad. Pero el video no lo era. Jamás hubo tal estudio. Las secuoyas son árboles de hoja perenne y nunca están inactivas. Por más reflexivo que parecía el video, estaba basado en una falsedad.
Vivimos en una era en la que, debido a la tecnología, las mentiras se agrandan y los límites se extienden para convencernos de que son verdades. En Proverbios, ese compendio de sabiduría piadosa, se habla a menudo de la absoluta diferencia entre la verdad y las mentiras. Declara: «El labio veraz permanecerá para siempre; mas la lengua mentirosa solo por un momento» (12:19). Y el siguiente adagio nos dice: «Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal; pero alegría en el de los que piensan el bien» (v. 20).
La honradez se aplica a todo: desde los mandatos de Dios hasta los videos sobre ciclos «invernales». La verdad «permanecerá para siempre».
De: John Blase