La Biblia dice: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros” (1 Ts 5.18). Eso puede parecer fácil cuando la vida va bien. Pero cuando no es así, expresar gratitud puede ser difícil.
Es interesante notar que esta instrucción de dar gracias al Señor en todas las cosas fue escrita por Pablo, el apóstol cuya lealtad a Cristo le valió una severa persecución. Quizás se pregunte cómo podía estar agradecido. La respuesta es que Pablo sabía que sus riquezas en Cristo superaban con creces cualquier mal.
Piense en las bendiciones que él tanto valoraba y que están a disposición de todos los creyentes. Primero, se nos invita a relacionarnos con el único Dios verdadero. Segundo, el Padre celestial nos ama con un amor eterno e incondicional. Tercero, envió a su Hijo a morir como pago por nuestros pecados para que pudiéramos pasar la eternidad con Él.
Y la lista de bendiciones continúa: Dios adopta a los creyentes como sus hijos y los sella con su Espíritu (Ef 4.30). Promete satisfacer cada necesidad por medio de sus recursos ilimitados (Fil 4.19) y provee su Palabra y la presencia interior del Espíritu Santo para guiarnos.
¡No es de extrañar que Pablo estuviera agradecido!
Biblia en un año: MARCOS 3-5