Jeremías escribe: «Sé un poco sobre el temor a morir. Hace siete años […], me sentí descompuesto, mareado, lleno de miedo cuando me dijeron que tenía un cáncer incurable». Pero aprendió a manejar su temor al descansar en la presencia de Dios, y pasar del temor a la muerte al temor reverente a Él. Para Jeremías, esto significa estar maravillado ante el Hacedor del universo quien «destruirá a la muerte» (Isaías 25:8), y al mismo tiempo, entender en lo profundo de su interior que Él lo conoce y lo ama.

El tema del temor del Señor —ese profundo respeto y asombro ante nuestro Dios santo— recorre toda la Escritura. En su serie de dichos sabios, los Proverbios, el rey Salomón aconsejó a su hijo a temer al Señor. Le dijo: «Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría […], y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor del Señor, y hallarás el conocimiento de Dios» (Proverbios 2:2, 4-5). Junto con la sabiduría y el conocimiento, encontraremos discreción y entendimiento (vv. 10-11).

Enfrentar diversos desafíos y experimentar aprensión y temor nos hará recordar nuestras limitaciones. Pero cuando acudimos a Dios y le pedimos que nos ayude a humillarnos delante de Él y adorarlo con reverencia, descubriremos que nos capacita para pasar del miedo a un sano temor de Él.

De: Amy Boucher Pye