«Si Jesús estuviera sentado con nosotros a la mesa esta mañana, ¿qué le preguntarían?», les dijo José a sus hijos durante el desayuno. Los varones pensaron en sus preguntas más difíciles: cómo resolver los problemas de matemáticas más complejos y el tamaño que realmente tiene el universo. Entonces, su hija respondió: «Yo le preguntaría si me daría un abrazo».
¿Puedes imaginar el amor en los ojos de Jesús por esos niños? Creo que estaría feliz de cumplir sus peticiones, ¿no? Lo imagino charlando con los muchachitos y abriendo sus brazos a la niñita. Tal vez le gustaría especialmente el deseo de ella de un abrazo, que pareciera demostrar un corazón de amor hacia Jesús y un deseo del amor de Él.
Los niños tienen un sentimiento de dependencia, y saben que Jesús es fuerte y amoroso. Él dijo: «el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él» (Lucas 18:17). Cristo anhela que reconozcamos nuestra necesidad de su gracia, perdón y salvación. Le encantan los corazones humildes que desean estar cerca de Él.
¿Hay algo que te gustaría pedirle a Jesús? Con seguridad, todos hemos tenido nuestras preguntas. O quizá solo quieras estar cerca de Él. Corre hacia Jesús ahora por un abrazo y por tantas otras cosas que necesites.
De: Anne Cetas