Cuando la mayoría de las personas escuchan la palabra Iglesia, piensan en cierto tipo de edificio. Pero es mucho más que eso.
En Mateo 16.18 (NBV), el Señor dijo: “Edificaré mi iglesia, y los poderes del infierno no prevalecerán contra ella”. Él tenía en mente algo mucho más grande que una estructura arquitectónica. Se refería al Cuerpo de Cristo, que está compuesto por todos los creyentes. La Iglesia comenzó el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo vino y ungió a un grupo de seguidores de Cristo (Hch 2). Y ha continuado desde entonces, ya que el Señor ha estado añadiendo más creyentes, “piedras vivas, con las cuales se está creando una casa espiritual… para ser un sacerdocio santo” (1 P 2.5 NVI).
La Iglesia no es solo un lugar para socializar, aunque este es un aspecto importante de su ministerio. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, corporativa e individualmente lleno y capacitado por el Espíritu Santo para llevar a cabo la tarea designada por Dios. En otras palabras, el propósito de la Iglesia es llevar a las personas a un conocimiento salvador de Jesucristo y hacer discípulos, instruyéndolos y haciéndolos crecer en las cosas de Dios (Mt 28.19, 20).
Esta semana, pregúntele al Señor qué papel debería usted desempeñar en el ministerio de la Iglesia.
Biblia en un año: MATEO 8-10