Patri pasó la tarde a la orilla de un río, usando su caña de pescar para arrojar cebo en el agua. Como hacía poco que se había mudado a esa zona, no esperaba atrapar peces; solo buscaba amigos nuevos. Su anzuelo no tenía ningún señuelo tradicional, sino que usaba su caña para lanzar paquetes de galletas a personas que pasaban flotando en balsas durante un caluroso día de verano. Esta era su manera creativa de conocer a vecinos nuevos, ¡todos los cuales parecían disfrutar de los dulces regalos!

Patri fue a «pescar amigos» de una manera mucho más literal que la que Jesús propuso cuando invitó a Pedro y Andrés a caminar con Él por la vida. Estos hermanos eran pescadores laboriosos que arrojaban sus redes en el Mar de Galilea. Jesús interrumpió su trabajo al llamarlos para que lo siguieran, diciendo que los enviaría a «pescar personas» en lugar de peces (Mateo 4:19). Poco después, invitó a otros dos pescadores, Jacobo y Juan, a hacer lo mismo. Todos dejaron de inmediato sus redes para viajar con Jesús.

Del mismo modo, Cristo nos invita a seguirlo y a centrar nuestra atención en asuntos eternos: la vida espiritual de aquellos con quienes interactuamos. Podemos ofrecerles lo que realmente satisface: la esperanza inalterable de la vida con Jesús (Juan 4:13-14).

De: Kirsten Holmberg