El diseñador de interiores en el programa de mejoras del hogar elogió los cerámicos hechos a mano para la nueva ducha de la casa. A diferencia de los de fabricación comercial, que eran todos idénticos, estas artesanías eran «imperfectamente perfectas». Las imperfecciones le daban una belleza única, agregando encanto y estilo a un espacio de simple practicidad.

Sé poco sobre estilo o encanto, y mucho menos de si los azulejos contribuyen de forma positiva o negativa. Pero, si bien esos azulejos eran imperfectamente perfectos, Jesús, en su encarnación (su venida a la tierra como un ser humano), fue perfectamente perfecto. El escritor de Hebreos afirmó: «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado» (Hebreos 4:15). Durante su vida terrenal, Jesús nunca dijo una palabra pecaminosa ni cometió un acto pecaminoso. Él es perfectamente perfecto.

Como dice Hebreos, esto nos alienta a «[aferrarnos] a la fe que profesamos» en Jesús (v. 14), porque Él entiende las luchas que enfrentamos y empatiza con nosotros. Él lo ha vivido y ha respondido… pero de forma perfecta. Nuestro Salvador perfectamente perfecto puede ayudarnos en todo.

De: Bill Crowder