No siempre entenderemos cómo va a lograr Dios sus planes. Todo lo que Él pide es que rindamos nuestra voluntad a la suya y confiemos en que Él nos mostrará el camino (Pr 3.5, 6). La disposición de Abraham de renunciar a lo que era más precioso para él vino de su fe inquebrantable en la fidelidad del Señor.
Sin embargo, si usted le dice no a Dios porque no entiende la razón de la petición, en realidad está obstaculizando su propia bendición. Pero cuando le dice que sí al Señor, Él derrama su bondad y recompensa su obediencia. Lo que importa más que las bendiciones materiales son las cosas que Él nos está enseñando. Obedecer al Señor nos posiciona para recibir lo que Él ya está tratando de darnos. Mas cuando no confiamos en Él y nos rehusamos a hacer lo que dice, somos nosotros los que elegimos rechazar lo bueno que Dios hubiera hecho en nuestra vida.
¿Qué le ha dicho el Señor que haga? ¿Ha cooperado solo a medias? O, como Abraham, ¿ha renunciado usted a su necesidad de entender, y obedecido por completo?
Si Dios le dice que dé más de lo que usted cree que puede entregar, sepa que Él proveerá. Ya sea que las cosas vayan bien o que usted esté tocando fondo, Él siempre es digno de confianza.
Biblia en un año: MIQUEAS 1-4