Salmo 100.1-5

Para muchos creyentes, el domingo por la mañana consiste en dormir de más porque la diversión nocturna del fin de semana no era compatible con las responsabilidades de la mañana del domingo. Saltar de la cama y ducharse. Asegurarse de que todos estén despiertos. Sacar a las mascotas y engullir el desayuno. Meter a la familia al auto. Entrar a toda velocidad en el estacionamiento de la iglesia. Atravesar corriendo las puertas del santuario. Sentarse en un banco. Abrir un himnario. Cantar algunas canciones. Escuchar un sermón. Salir de la iglesia para ir a almorzar y tomar una siesta.

¿Le suena familiar? Obviamente, hay algo mal en este escenario: ¿Dónde está la adoración? Claro, esta familia llegó al servicio, pero la alabanza y el estudio de la Palabra eran solo algo en su lista de actividades. No había espacio para un encuentro con Dios, porque el tiempo de adoración parecía ser una interrupción de su domingo, no el centro de este.

El Salmo 100.4 nos dice que “entremos en sus atrios con alabanza”. A medida que nos acercamos al fin de semana, no dejemos que la “prisa del domingo” se convierta en un problema. ¿Cómo puede preparar su corazón, mente y familia para encontrarse con el Rey? Recuerde que la adoración no es algo que tiene que hacer; es algo que puede hacer (Sal 122.1).

Biblia en un año: JUAN 20-21