En Romanos 10, Pablo hizo una serie de preguntas que podemos resumir de esta manera: ¿Cómo escuchará el mundo acerca de Cristo si no hacemos nada? Dios usa a los cristianos para divulgar el mensaje de que la salvación está disponible para todos. Nos puso en familias y vecindarios para que fomentemos la comunidad y compartamos el amor de Cristo. Pero algunos creyentes están llamados a llevar el evangelio más lejos que otros. Aquellos que se quedan deben orar y apoyar a los que viajan.
¿Alguna vez ha pensado: mi corazón no está puesto en el trabajo misionero? Todos los creyentes hemos sido llamados a las misiones, ya sea como enviados o como quienes envían, ya sea que el llamado llegue de manera dramática o se vea más como un principio bíblico a seguir (Mr 16.15, 16). Los cristianos que ofrendan, van y envían suelen estar entusiasmados con el mensaje de Dios para los no creyentes, y es posible que usted también se entusiasme, incluso si nunca sale físicamente del lugar donde vive.
Pregúntele al Señor: “¿Cómo puedo llevar el evangelio al mundo?”. Si no está llamado a ir, elija ayudar a enviar a otros. Ore, ofrende y ayude a enviar a otros al campo misionero para compartir la buena nueva de Jesucristo. En Él, cada cosa y cada persona tienen un propósito, y nada se desperdicia.
BIBLIA EN UN AÑO: NÚMEROS 23-25