Encorvado sobre una máquina de escribir, Itzhak Stern trabajó toda la noche, registrando nombres: 1.098 en total. La lista incluía a trabajadores judíos a quienes Oskar Schindler protegió de los nazis. Stern declaró: «La lista es un bien absoluto. La lista es vida». Los nombrados en sus páginas sobrevivirían el Holocausto. En 2012, se estimó que los descendientes de aquellos sobrevivientes sumaban 8.500 personas.
La Biblia contiene varias listas que tendemos a pasar por alto. Demasiados nombres y repeticiones. Incluso podríamos decir que la lectura de hoy es… aburrida. «Y fueron los hijos de Judá por sus familias: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas…» (Números 26:20). ¿A quién le importa?
¡A Dios le importa! «Contaréis […] a los hijos de Israel que habían salido de tierra de Egipto», dice el registro bíblico (v. 4). Pronto el pueblo habitaría la tierra prometida. Y un día, el Mesías vendría de esta misma familia de Judá. La lista es vida, no solo para los judíos, sino para todos los que confían en Jesús.
Sabemos de la lista de Schindler por la película y los registros históricos. Y sabemos de la gran salvación de Dios por la historia de la Biblia. Que el Espíritu nos muestre el valor de las listas y lo que quieren decirnos.