Si usted le pregunta a un grupo cómo es Dios, es probable que obtenga respuestas diferentes. La mayoría de las veces, las respuestas revelan más de quienes hablan que de Dios. De hecho, la verdad acerca de Dios podría sorprenderle.
Cuando el Padre celestial se revela a sí mismo en la Biblia, se identifica como una persona; en cada referencia, tiene un nombre (Jehová, Elohim, Señor) o se le menciona con el pronombre masculino (Él). Dios tiene todos los atributos de la personalidad: inteligencia para razonar, emociones para sentir y voluntad para tomar decisiones.
La Biblia también muestra la inmutabilidad de Dios. Ni la naturaleza ni el carácter del Señor cambian; Él siempre es Espíritu y su amor permanece constante. Todos podemos esperar que los principios de Dios sean ciertos y que Él actúe como lo ha prometido. El deleite, la ira y otros sentimientos no son rasgos nuevos, sino parte de su ser, y sus emociones siempre son apropiadas.
Dios es eterno, no tiene principio ni fin (Sal 90.2) y es el mismo ayer, hoy y siempre. Nadie lo creó. Eso es difícil de entender para los humanos, como a veces lo son sus caminos (Ro 11.33). Pero debemos estar agradecidos de que nuestro Dios sea mucho mayor de lo que nosotros somos capaces de comprender.
Biblia en un año: LUCAS 1