«Estamos listos para abordar el vuelo a Montego Bay», se oyó el anuncio. Estaba viajando como orador y líder de un grupo de escuela secundaria en un viaje misionero a Jamaica. Agarré mi mochila para sacar el pasaporte y la tarjeta de embarque… y me sacudió el pánico. ¡Mi pasaporte no estaba!

El grupo subió al avión sin mí, y enfrenté cuatro días de esfuerzos frenéticos para tratar de conseguir un nuevo pasaporte. Después de cientos de llamadas telefónicas, un viaje inútil a Washington D.C., un largo viaje de regreso a Grand Rapids, Michigan, dos días en una ciudad cercana y la ayuda de la oficina de nuestra congresista local, por fin pude conseguirlo y unirme a mi grupo en Jamaica.

Un pasaporte… una simple libretita, pero mi única garantía para donde quería ir. Por más esfuerzo que hice para conseguir ese documento nuevo, su valor empalidece en comparación con algo que determina nuestro destino eterno: la fe en Jesús, la única garantía de ser salvos de nuestros pecados y tener nueva vida en Él.

Las Escrituras dicen: «he aquí ahora el día de salvación» (2 Corintios 6:2). Al creer en Cristo, podemos experimentar el amor de Dios y su obra redentora. Asegurémonos hoy de saber de verdad qué significa «estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo» (5:21 NTV).

De: Dave Branon