Sigo en línea a una colega escritora que escribe sobre su travesía con el cáncer, y oro por ella. Sus publicaciones alternan entre actualizaciones sobre sus desafíos físicos y pedidos de oración y pasajes de la Biblia y alabanzas a Dios. Es hermoso ver su sonrisa valiente, ya sea esperando los tratamientos en el hospital o en su casa, con un pañuelo en la cabeza porque se le cae el cabello. Ante cada desafío, nunca deja de instar a otros a confiar en Dios durante las pruebas.

Al atravesar dificultades, puede ser complicado estar agradecidos y alabar a Dios. Pero el Salmo 100 nos da motivos para hacerlo. Dice: «Reconoced que el Señor es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado» (v. 3). Y agrega: «el Señor es bueno. Para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones» (v. 5 rva-2015).

Cualquiera que sea nuestra prueba, podemos encontrar consuelo en saber que Dios está cerca de los corazones quebrantados (34:18). Cuanto más oremos y leamos la Biblia, más capaces seremos de «[entrar] por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza», y bendecir su nombre (100:4). Podemos «[cantar] alegres a Dios» (v. 1) incluso —y quizá especialmente— en épocas difíciles, porque nuestro Dios es fiel.

De: Nancy Gavilanes