Hechos 1.6-8

Si usted ha recibido a Cristo como su Salvador, entonces Aquel que lo resucitó de entre los muertos, el Espíritu Santo, reside en su interior (Ro 8.11). Piense en el poder incomparable que se necesitó para llevar a cabo la resurrección. Y ahora el Espíritu de Dios derrama ese mismo poder para producir piedad en todos los que siguen al Señor.

En Gálatas 5.22, 23, leemos sobre el “fruto del Espíritu”: el carácter y la conducta producidos por el Espíritu Santo. Son cualidades que no podemos generar de manera consistente por nosotros mismos. En especial en esta época navideña, el mensaje más poderoso que podemos dar es la manera en que vivimos. El mundo no necesita más decoraciones festivas o canciones vacías. En vez de eso, necesita ver familias que se aman, personas que trabajan con integridad y mesura, y creyentes que sirven al prójimo.

Al mostrar paz en lugar de ansiedad, o paciencia en lugar de frustración, un cristiano da testimonio de la belleza de las buenas nuevas de Dios. El mensaje del evangelio más fuerte no necesariamente proviene de un púlpito; proviene de donde sea que usted trabaje, viva y descanse, gracias a Jesucristo en usted. Durante las próximas semanas y entrando en el Año Nuevo, tenga en cuenta el mensaje que predica por medio de sus palabras y acciones.

BIBLIA EN UN AÑO: EFESIOS 1-3