Romanos 8.5-8

La manera en que pensamos determina cómo nos comportamos. Si queremos vencer nuestras tendencias pecaminosas, debemos aprender a vernos como Dios nos ve: nuevas criaturas libres del dominio del pecado. Gracias a la presencia del Espíritu Santo, tenemos la capacidad de ser “más que vencedores” (Ro 8.37).

Toda persona que acepta a Cristo como Señor y Salvador recibe el don del Consolador: el Espíritu Santo de Dios (Jn 14.26). Al ponernos bajo su control, Él libera poder divino en nuestra vida. Ser guiados por el Espíritu también requiere diligencia por nuestra parte, tanto para resistir la tentación como para mantener nuestra entrega.

Para convertirnos en vencedores, debemos pasar tiempo a diario con el Señor y enfocar nuestra mente en las cosas espirituales (Fil 4.8). De esa manera, aprenderemos a discernir la voluntad de Dios para que podamos elegir lo que es apropiado (Mt 5.3-11) y rechazar lo que es impío (Ga 5.19-21). Cuanto más tiempo seamos guiados por el Espíritu Santo, más sensibles seremos a sus advertencias sobre la tentación y mayor será nuestra capacidad para seguirlo y obedecerlo.

Al llegar al final del 2024, ríndase al Señor y experimente las victorias que da a quienes están llenos del Espíritu.

BIBLIA EN UN AÑO: APOCALIPSIS 9-12