Si Cristo ocupa el primer lugar en nuestra vida, experimentaremos muchas bendiciones. Estas incluyen…
- Un espíritu tranquilo. Al dirigir nuestra atención al Señor y meditar en su Palabra, Él nos conduce “junto a aguas de reposo”, donde encontramos descanso para nuestra alma (Sal 23.2).
- Una fe más fuerte. Estudiar la Biblia ampliará nuestra visión de Dios y nos dará conocimiento y dirección. Nuestra fe crecerá a medida que sigamos su guía y veamos cómo obra en nuestra vida.
- Un corazón purificado. Como un espejo, la Biblia nos refleja quiénes somos y revela dónde necesitamos cambiar. Cuando confesamos nuestro pecado, Dios promete limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).
- Una mente preparada. Dios quiere prepararnos para el futuro, tanto para los tiempos de gozo como para los difíciles. A través del ministerio del Espíritu Santo, estaremos equipados para lo que la vida nos depare (2 P 1.3).
La vida de Pablo es un ejemplo de lo que significa darle el primer lugar a Cristo. Gracias a que lo hizo el Señor de su vida (Ga 2.20), el apóstol tuvo gozo en medio de las pruebas y fortaleza para enfrentar las dificultades. Estas bendiciones también serán nuestras si le damos la prioridad a nuestra relación con Cristo.
Biblia en un año: LUCAS 17-19