Muchas personas piensan en los últimos años de su vida como una oportunidad para dedicarse al ocio. Pero esto no es el plan de Dios para nosotros; Él quiere que le sirvamos cada día de nuestra vida.
Echemos un vistazo a la vida del apóstol Pablo y exploremos lo que significa terminar bien. Dedicó tiempo para servir a los demás hasta el final de su vida; considere la carta que le escribió a Timoteo desde la prisión antes de ser ejecutado. En cada etapa de la vida, Dios nos llama a servir a otros.
Pablo era un siervo piadoso cuya vida estuvo caracterizada por la entrega. Su mentalidad se hace evidente en estas palabras: “Presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo y santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto” (Ro 12.1). Pablo confiaba en que Dios determinara todo sobre su vida, incluyendo dónde iría, qué haría y cuándo moriría. La muerte no lo atemorizaba, porque sabía que moraría con el Señor Jesús para siempre.
Dios no exige que tengamos una vida perfecta para terminar bien. Podemos vivir en abundancia y estar preparados para encontrarnos con nuestro Creador rindiéndonos, caminando victoriosamente con Cristo y sirviendo a los demás. Si el Señor Jesús le llamara al hogar celestial hoy, ¿estaría usted, como Pablo, seguro de haber vivido bien hasta el final?
Biblia en un año: EZEQUIEL 32-33