«¡Dios ha sido tan bueno con nosotros! Quiero agradecerle por nuestro aniversario». La voz de Terry era firme, y sus lágrimas mostraban su sinceridad. En nuestro grupo pequeño, todos estábamos profundamente conmovidos. Sabíamos lo que Terry y su esposo habían atravesado. Aunque era creyente, Robert sufrió la aparición repentina de una grave enfermedad mental y le había quitado la vida a su hija de cuatro años. Estuvo internado durante décadas, pero Terry lo visitaba, y Dios hizo una maravillosa obra de sanidad, ayudándola a perdonar. A pesar de la profunda angustia, el amor entre ellos creció.

Un amor y perdón así solo podían venir de una fuente. David lo describe así en cuanto a Dios: «No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades […]. Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones» (Salmo 103:10, 12).

La misericordia que Dios nos muestra viene de su extenso amor: «Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra» (v. 11 nvi). El amor tan profundo lo llevó a la cruz para quitar nuestros pecados, para poder llevar a casa con Él a todos los que «le recibieron» (Juan 1:12).

Terry tenía razón. «¡Dios ha sido tan bueno con nosotros!». Su amor y perdón superan límites impensables y nos ofrecen vida eterna.

De: James Banks