Jonás 4

¿Hay algo en su vida que no esté dispuesto a entregarle a Dios? No rendir esas cosas al Señor podría darnos una sensación de independencia. Pero al obedecer al “yo”, interferimos con el propósito de Dios para nosotros. Él quiere que cada aspecto de nuestra vida sea sometido a su voluntad.

Jonás confundió rebelión con libertad. El pasaje de hoy pinta una vívida imagen del profeta sofocándose con el calor de su odio. Le hirvió la sangre cuando Dios mostró misericordia a los ninivitas. “Tengo razón para enojarme hasta la muerte”, despotricó (v. 9). Dios lo había usado para salvar a más de 120.000 almas, pero Jonás estaba enfadado porque deseaba que fueran destruidas.

Libertad no es lo mismo que autonomía. La verdadera libertad implica someterse al Señor, que nos libera del yugo del pecado y nos reconcilia con Él. Jonás obedeció con su cuerpo pero no con su corazón. Se resistió a todos los intentos del Señor de quebrantar su orgullo. Los creyentes tienen derecho de elegir el yo sobre el sometimiento, pero el costo es alto. Como el profeta, podemos sumirnos en la agitación emocional. O Dios podría negarnos oportunidades de servirle. Cualesquiera que sean las consecuencias, algo es cierto: la autonomía nos hará perder la bendición de la intimidad con el Señor, y ese es un precio demasiado alto.

BIBLIA EN UN AÑO: 1 TIMOTEO 4-6