«Tengo que informar una emergencia. Mi piloto falleció», dijo nervioso Doug White a la torre de control. Minutos después de despegar, el piloto del avión privado que Doug había rentado murió de forma súbita. Doug entró en la cabina, con solo tres meses de entrenamiento para pilotar aviones menos sofisticados. Entonces, escuchó atentamente a los controladores de un aeropuerto local, que lo guiaron para aterrizar. Más tarde, dijo: «Salvaron a mi familia de una muy posible muerte atroz».
Nosotros tenemos al Único que puede ayudarnos a sortear los retos de la vida. Moisés dijo a los israelitas: «Profeta de en medio de ti, […] como yo, te levantará el Señor tu Dios; a él oiréis» (Deuteronomio 18:15). Esta promesa apuntaba a una sucesión de profetas que Dios envió a su pueblo, pero también al Mesías. Siglos después, Pedro y Esteban declararían que ese profeta supremo era Jesús (Hechos 3:19-22; 7:37, 51-56). Él también vendría a comunicarnos las instrucciones sabias y amorosas de Dios (Deuteronomio 18:18).
Durante la vida de Cristo, Dios el Padre dijo: «Este es mi Hijo amado; a él oíd» (Marcos 9:7). Para vivir sabiamente y evitar estrellarnos y quemarnos en esta vida, escuchemos a Jesús que nos habla a través de las Escrituras y el Espíritu Santo. Escucharlo cambia todo.
De: Tom Felten