La obediencia es algo curioso. La esperamos de nuestros hijos y es esencial para el éxito en organizaciones como el ejército. Aunque, en realidad, a nadie le gusta someter su voluntad a otra persona. Después de todo, la gente puede fallarnos. Sin embargo, Dios nunca nos falla, y obedecerlo siempre es lo más sabio.
Aprender a obedecer implica…
- Confiar. La obediencia proviene de una base de fe, mientras que la mayor parte de la desobediencia proviene de la falta de ella. Eso significa que creeremos que Dios es quien dice ser, y aceptaremos sus planes, sus métodos y su tiempo. Mostramos nuestro amor al Padre celestial viviendo de esta manera (Jn 14.15). Recuerde: Dios se deleita en bendecir a quienes obedecen su voluntad.
- Esperar. Cuando no sabemos qué hacer, a menudo tratamos de confiar en nuestra propia sabiduría, tomar una decisión y luego esperar que Dios la bendiga. Eso no es bíblico. Él nos ha dado su Espíritu como nuestro maestro porque quiere que conozcamos su mente y sus planes para nuestra vida. Debemos esperar con confianza hasta estar seguros.
Dios asume la responsabilidad de darnos dirección. Él desea revelar cada paso en el camino, pero debemos acudir a Él con confianza y disposición a esperar a que nos indique el siguiente paso.
Biblia en un año: JUAN 6-7