El 14 de marzo de 2019, la NASA envió a la astronauta Christina Koch a la Estación Espacial Internacional. Koch no volvería a la tierra durante 328 días, lo que le otorgaría el récord femenino de mayor tiempo de vuelo en el espacio. Tenía miles de tareas diarias que cumplir y, hora tras hora, una línea roja se movía en la pantalla, mostrando constantemente si cumplía con lo programado. No había un instante que perder.
Si bien no recomendó nada tan intrusivo como una línea roja que gobierne nuestra vida, Pablo sí nos alentó a usar con cuidado nuestro tiempo precioso y limitado: «Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos» (Efesios 5:15-16). La sabiduría de Dios nos instruye a llenar nuestros días con voluntad y cuidado, poniendo en práctica la obediencia a Él, el amor a nuestro prójimo y la participación en la obra redentora de Jesús en el mundo. Lamentablemente, es posible que ignoremos dicha instrucción y que, en cambio, desperdiciemos nuestro tiempo de manera insensata (v. 17) en busca de logros egoístas y destructivos.
La idea no es que nos mortifiquemos en cuanto al tiempo, sino que simplemente obedezcamos y confiemos en Dios. Él nos ayudará a aprovechar al máximo nuestros días.
De: Winn Collier