Después de encontrarse con Cristo en el camino de Damasco, Pablo tenía mucho que aprender acerca de la salvación y seguir a Cristo. A partir de ese momento, el apóstol compartió con otros lo que estaba descubriendo. En su carta a la iglesia en Filipos, escribió una lección de vida importante: el secreto para estar contento.
¿Qué cree usted que da contentamiento? Podría suponer que es una vida con pocos problemas o un gran éxito. Tal vez imagine buena salud, seguridad económica y una familia amorosa. La vida de Pablo no se parecía en nada a esto. Estaba en peligro tanto de sus propios compatriotas como de la oposición (2 Co 11.23-26). A veces la gente lo escuchaba cuando hablaba, pero más a menudo eran hostiles a su mensaje. Además, Pablo pasó un tiempo considerable en prisión, encadenado a un guardia. Sin embargo, escribió con valentía: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Fil 4.11).
El secreto que descubrió fue vivir según su posición en el Señor, no según sus circunstancias. Como hijo de Dios, Pablo sabía que era espiritualmente rico “[bendecido]… con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Ef 1.3), porque tenía un Padre amoroso y la guía del Espíritu Santo. Y nosotros también.
Biblia en un año: MIQUEAS 5-7