La palabra deleitarse significa obtener gran satisfacción y felicidad. ¿No le gustaría que fuera así su relación con Dios? Entonces, es posible tenerla cuando:
- Encomendamos nuestros caminos a Dios. Esto significa que invitamos al Señor a examinar nuestros deseos e intenciones, y a cambiar lo que no se ajuste a su propósito para nuestra vida.
- Confiamos en Él. ¿Quién es más digno de nuestra fe que el Padre, que dio a Jesucristo para salvar a los pecadores? Aquel que no escatimó ni a su propio y unigénito Hijo, ciertamente proveerá todo lo que necesitamos (Ro 8.32).
- Descansamos en el Señor. Cuando nos inquietamos, no nos estamos encomendando al Señor ni confiando en Él. Debido a que nuestra comprensión humana es limitada, esperar con paciencia no es fácil. Dios, sin embargo, tiene sabiduría infinita y sabe cuándo las circunstancias están en alineación perfecta para que se haga su voluntad.
Si bien una relación más estrecha con el Señor puede implicar un trabajo duro, es un trabajo de amor. Fuimos diseñados para encontrar gozo y plenitud en la presencia de Dios. Caminar al lado de un Padre que nos ama profundamente es el placer más grande que podemos experimentar en la vida.
Biblia en un año: EZEQUIEL 26-28