La fe es lo más importante del cristianismo. Por medio de ella recibimos salvación, perdón por nuestros pecados, una relación personal con Dios y la seguridad de una vida eterna. Por fe, experimentamos la paz de Dios y el poder del Espíritu Santo. Sin embargo, a veces nuestras vidas y oraciones están llenas de dudas.
Nuestra fe flaquea cuando:
- Aplicamos la lógica humana a nuestras circunstancias. En ocasiones, Dios puede requerir que hagamos algo con lo que el razonamiento humano no está de acuerdo (Is 55.9).
- Permitimos que nuestros sentimientos dominen nuestra fe. Tal vez sentimientos de indignidad, miedo o insuficiencia nos hacen dudar de que podamos hacer lo que el Señor nos pide.
- No podemos ver a Dios obrando en nuestras circunstancias. Las dudas se filtran cuando le hemos pedido que actúe, pero parece que nada está sucediendo.
- Tenemos sentimientos de culpa. No podemos tener una fe firme cuando estamos pecando o cuando nos quedamos atascados en la culpa por pecados del pasado. La fe se define como “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (He 11.1). ¿Describen la confianza y la convicción la condición de su fe?
Biblia en un año: EZEQUIEL 17-19