El orador invitado habló de confiar en Dios y «entrar en el río». Contó sobre un pastor que confió en Dios y decidió dar un sermón sobre las verdades de la Biblia, a pesar de la nueva ley en su país. Lo condenaron y pasó 30 días preso. Pero se apeló la causa y el tribunal decidió que el pastor tenía derecho a dar una interpretación personal de la Biblia e instar a otros a seguirla.
Los sacerdotes que llevaban el arca del pacto también tuvieron que elegir: entrar en el agua o quedarse en la orilla. Después de huir de Egipto, los israelitas peregrinaron 40 años por el desierto. Ahora, estaban parados junto al río Jordán, que estaba en época de crecientes y era peligroso. Pero dieron ese paso, y Dios hizo que el agua se detuviera: «cuando […] los pies de los sacerdotes […] fueron mojados a la orilla del agua […],las aguas que venían de arriba se detuvieron» (Josué 3:15-16).
Cuando confiamos nuestra vida a Dios, Él nos da el coraje para avanzar, ya sea escogiendo hablar las verdades de la Biblia o dar un paso en terreno desconocido. Durante el juicio del pastor, el jurado oyó el evangelio al escuchar su sermón. En el caso de los israelitas, entraron a salvo en la tierra prometida y contaron del poder de Dios a las generaciones futuras (v. 17; 4:24).
Si damos un paso de fe, Dios se ocupará del resto.
De: Alyson Kieda