Mateo 6.9-13

Cristo nos dio un modelo de oración que requiere pedir perdón cada día. El arrepentimiento continuo no es un medio para renovar nuestra salvación, es un plan para mantener nuestra comunión con Dios.

Cuando confiamos en Cristo como Salvador, nuestros pecados son perdonados para siempre: las manchas del pasado, presente y futuro son borradas. Sin embargo, nuestra tendencia a pecar sigue siendo parte de ser humanos, aunque su influencia disminuye a medida que somos más semejantes a Cristo.

Con la excepción del Señor Jesucristo, nadie es perfecto. Por lo tanto, mientras estemos en este mundo, todos lidiaremos con el pecado y sus consecuencias. La amonestación del Señor de arrepentirnos cada día es un recordatorio para confesar nuestros pecados y alejarnos de ellos.

La gracia de Dios no es una licencia para pecar, es una razón para buscar rectitud. Las acciones irreflexivas y las palabras poco amables no corresponden con quiénes somos en Cristo.

La salvación nos abre el camino para entrar en la presencia de Dios, mientras que la confesión y el arrepentimiento mantienen el camino (1 Jn 1.9). Orar para salvación solo es necesario una vez, pero buscar el perdón de Dios es necesario cada día de la vida.

BIBLIA EN UN AÑO: 2 SAMUEL 15-17