Cansado. Así se sentía Satya después de nueve meses en su nuevo trabajo. Como creyente, había procurado seguir los principios de Dios para resolver problemas y dirigir su tarea. Pero los problemas con la gente persistían y el progreso organizacional parecía ser poco. Tenía ganas de tirar la toalla.
Quizá, como Satya, te sientas cansado; emocional y físicamente agotado para seguir con lo que debes hacer. Cobra ánimo. El apóstol Pablo nos alienta con estas palabras: «No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos» (Gálatas 6:9). Usa la metáfora de un granjero, y como todo granjero sabe, segar es trabajo arduo.
Sembrar «para el Espíritu» (v. 8) es trabajo arduo también. Los creyentes que buscan seguir la guía del Espíritu y vivir honrando a Cristo pueden desanimarse y cansarse. Pero si nos aferramos a su promesa, la siega llegará. Segaremos «vida eterna» (v. 8; ver Juan 17:3): una cosecha extraordinaria de la bendición de Dios cuando Cristo vuelva. Y en esta vida, la confianza y el gozo que produce conocerlo. Segaremos en el momento apropiado, determinado no por las estaciones ni el clima, sino por la voluntad de un Dios perfecto. Hasta que llegue la siega, sigamos sembrando con el poder de Dios.
De: Poh Fang Chia